¿Qué son los Futuros?

Los Futuros son contratos financieros que se establecen entre dos partes para comprar o vender un activo en una fecha determinada en el futuro, a un precio establecido en el momento de la transacción. Estos activos pueden ser materias primas como el petróleo, el oro o el trigo, o incluso índices bursátiles o divisas. La transacción puede tener diferentes objetivos, como la especulación o la protección contra la variabilidad del precio de un activo.

Los Futuros se negocian en mercados organizados, que se encargan de establecer las condiciones y los términos de la transacción, como el precio y la fecha de vencimiento, así como las garantías o margen que deben depositar ambas partes para asegurarse de cumplir con sus compromisos. Estos mercados son muy líquidos y transparentes, lo que permite a los inversores realizar operaciones de forma eficiente y con información fiable.

En este sentido, los Futuros son herramientas muy útiles para los inversores, ya que les permiten aprovechar las oportunidades de mercado y cubrirse contra los riesgos, así como diversificar su cartera. Sin embargo, también implican ciertos riesgos, como el riesgo de contraparte o el riesgo de mercado, por lo que es importante conocer bien el funcionamiento de los Futuros antes de invertir.

¿Cómo funcionan los Futuros?

Para entender cómo funcionan los Futuros, es importante conocer los elementos que conforman un contrato de Futuros. Como hemos mencionado, se trata de un acuerdo entre dos partes para comprar o vender un activo en una fecha determinada en el futuro, a un precio establecido en el momento de la contratación.

El precio del Futuro se establece en función de la oferta y la demanda del activo subyacente en el mercado, y se ajusta diariamente en función de las fluctuaciones del precio. Además, se establece una fecha de vencimiento para el contrato, momento en el que se liquida la operación y se entregan (o reciben) los activos subyacentes.

Asimismo, ambas partes están obligadas a depositar una garantía o margen, que sirve como aval de que cumplirán con su parte del contrato. Este margen se ajusta diariamente en función de las fluctuaciones del precio, de forma que siempre se mantiene un margen de seguridad suficiente para cubrir las posibles pérdidas.

En cuanto a las posiciones que pueden tomar los inversores, existen dos tipos de Futuros: los Futuros largos, en los que el inversor se compromete a comprar el activo subyacente en el futuro, y los Futuros cortos, en los que se compromete a venderlo. Cada posición implica unos derechos y unas obligaciones diferentes, que deben conocerse bien antes de invertir.

¿Por qué invertir en Futuros?

Existen diversas razones por las que los inversores pueden estar interesados en invertir en Futuros. Una de las principales es la posibilidad de obtener beneficios mediante la especulación sobre las fluctuaciones del precio de un activo. Al negociar el precio en el presente, se pueden aprovechar las oportunidades que ofrece el mercado y obtener beneficios si se pronostica correctamente la dirección del precio.

Otra razón es la posibilidad de cubrirse contra los riesgos. Los Futuros permiten a los inversores fijar el precio de un activo con antelación, lo que puede ser muy útil para protegerse contra la variabilidad del mismo. Por ejemplo, un productor de trigo puede asegurarse de que obtendrá un precio mínimo por su cosecha mediante la venta de Futuros de trigo, lo que le permite cubrirse contra posibles caídas de precio en el futuro.

Además, los Futuros pueden ser una herramienta muy útil para la diversificación de cartera. Al permitir el acceso a una amplia variedad de activos subyacentes, los Futuros ofrecen la posibilidad de invertir en diferentes sectores y mercados de forma más eficiente y con menores costes que mediante la inversión directa en los activos subyacentes.

Riesgos a tener en cuenta

Por supuesto, como cualquier instrumento de inversión, los Futuros también implican ciertos riesgos que deben tenerse en cuenta antes de invertir. Uno de los principales es el riesgo de contraparte, que se refiere a la posibilidad de que la otra parte del contrato no cumpla con sus obligaciones. Esto puede ser especialmente riesgoso en caso de que la contraparte sea una empresa con problemas financieros.

Otro riesgo es el riesgo de mercado, es decir, la posibilidad de que el activo subyacente experimente fluctuaciones de precio negativas. En este caso, es posible que la posición no genere los beneficios esperados o incluso que se incurra en pérdidas. Por tanto, es importante conocer bien el activo subyacente y los factores que pueden afectar a su precio antes de invertir en Futuros.

Además, la alta liquidez de los mercados de Futuros puede llevar a una mayor volatilidad y a posibles situaciones de sobrecompra o sobreventa, lo que puede afectar negativamente a las posiciones de los inversores. Por ello, es recomendable realizar un seguimiento constante de las posiciones y tener un plan de gestión de riesgos bien definido.

Conclusión

En conclusión, los Futuros son instrumentos financieros muy interesantes y útiles para los inversores, que permiten aprovechar las oportunidades de mercado, cubrirse contra los riesgos y diversificar la cartera. Sin embargo, es importante conocer bien su funcionamiento y los riesgos asociados antes de invertir, y contar con un plan de gestión de riesgos adecuado.

Como hemos visto, los Futuros se negocian en mercados organizados, con la intervención de una cámara de compensación que garantiza el cumplimiento de las obligaciones de ambas partes. Además, permiten tomar posiciones largas o cortas en diferentes activos subyacentes, y ajustan diariamente el precio y el margen de garantía de la posición.

En cualquier caso, es importante contar con información fiable y actualizada, así como con el asesoramiento de un experto en la materia, antes de invertir en Futuros. De esta forma, se pueden aprovechar las oportunidades que ofrecen estos instrumentos financieros y minimizar los riesgos asociados.

Valeria Catillo