En la actualidad, el Impuesto sobre el patrimonio es uno de los temas más controvertidos en las discusiones fiscales. Por un lado, algunos argumentan que es una forma de castigar a las personas exitosas y reducir la competitividad económica, mientras que otros creen que es una forma justa y necesaria de redistribuir la riqueza en nuestra sociedad.

En este artículo, exploraremos las razones por las que el Impuesto sobre el patrimonio es justo y necesario en nuestra sociedad y por qué debería considerarse seriamente su implementación.

1. Redistribución de la riqueza y equidad fiscal

El primer argumento, y tal vez el más evidente, para el Impuesto sobre el patrimonio es el de la redistribución de la riqueza. A medida que la brecha entre los ricos y los pobres se amplía, es importante que el gobierno tome medidas para equilibrar la balanza.

Una forma de lograrlo es a través de un impuesto que afecte a las personas con un alto patrimonio neto. Como señala el economista Francis Piketty en su libro «Capital en el siglo XXI», el aumento de la desigualdad en la propiedad de la riqueza y la tendencia del capital a crecer más rápido que la economía en su conjunto, significa que el impuesto sobre el patrimonio es necesario para reducir la desigualdad y proteger la estabilidad económica a largo plazo.

Además, una carga fiscal más equitativa puede ayudar a contrarrestar la evasión fiscal y la elusión, y las desigualdades fiscales por razones de riqueza implican que los ricos pagan menos impuestos que los pobres.

2. Fomenta la inversión productiva

Otro argumento para el Impuesto sobre el patrimonio es que es necesario para fomentar la inversión productiva y reducir la especulación financiera.

Cuando las personas tienen grandes sumas de dinero y pocas opciones para invertir, pueden ser más propensas a tomar riesgos en el mercado financiero en lugar de invertir en la economía real. Esto puede llevar a burbujas y a una volatilidad financiera considerables que afectan negativamente a la economía en su conjunto.

Sin embargo, al imponer un impuesto sobre el patrimonio, se fomenta la inversión productiva y se reduce el incentivo para la especulación financiera. En otras palabras, el dinero que se retiene a través de este impuesto puede ser utilizado por el gobierno para financiar proyectos de inversión que mejoren la infraestructura, la educación, la investigación y otros ámbitos productivos.

3. Fortalece la democracia

El Impuesto sobre el patrimonio también puede fortalecer la democracia a través de una mayor igualdad de oportunidades y un sistema fiscal más justo.

Como señalan varios expertos y activistas, la creciente desigualdad económica puede tener consecuencias negativas para la democracia. Al concentrarse la riqueza en unas pocas manos, se reduce la capacidad de la ciudadanía para influir en la toma de decisiones políticas y económicas, lo que a largo plazo, debilita el sistema democrático. Si un pequeño grupo de personas tiene un control desproporcionado sobre la economía, esto puede llevar a la corrupción y la falta de transparencia en las políticas públicas.

Sin embargo, al imponer un Impuesto sobre el patrimonio, el gobierno está enviando un mensaje claro de que todos los miembros de la sociedad tienen que contribuir de forma justa al bienestar común. El hecho de que los que tienen más riqueza contribuyan más al sistema fiscal, puede ayudar a fortalecer la democracia y crear una sociedad más igualitaria.

4. Evita la evasión fiscal y la corrupción

Otro argumento importante a favor del Impuesto sobre el patrimonio es que puede ayudar a evitar la evasión fiscal y la corrupción.

Las personas con un alto patrimonio neto tienen más recursos y oportunidades para evadir impuestos, lo que a menudo resulta en una pérdida significativa de ingresos fiscales para el Estado. Además, en algunos casos, la riqueza se adquiere a través de actividades ilegales como el soborno, el tráfico de drogas o la evasión fiscal, lo que hace que no contribuyan justamente a la sociedad.

El Impuesto sobre el patrimonio puede ser una forma efectiva de detectar la evasión fiscal y la corrupción, ya que obliga a las personas a revelar su patrimonio neto y es mucho más difícil de evadir que otros impuestos como el Impuesto sobre la renta.

5. Respuesta a una crisis económica

Finalmente, otro argumento para el Impuesto sobre el patrimonio es que puede ser una forma efectiva de responder a una crisis económica.

Cuando el Estado se enfrenta a una situación de crisis, como una recesión económica o una pandemia global, puede ser necesario aumentar los ingresos fiscales para financiar los gastos públicos y la ayuda a los afectados. En este sentido, un Impuesto sobre el patrimonio puede ser una opción viable para aumentar los ingresos en momentos en que se necesita más para apoyar la economía y proteger a los más vulnerables.

Puntos importantes a considerar

A pesar de los argumentos a favor del Impuesto sobre el patrimonio, hay muchos desafíos y consideraciones importantes que deben tenerse en cuenta en la discusión.

Uno de los principales desafíos es cómo definir el patrimonio neto y qué activos y pasivos deben ser incluidos. Además, la carga fiscal debe ser equitativa y justa, de manera que no desaliente la inversión a largo plazo y la acumulación de riqueza.

Asimismo, es importante que el impuesto no sea una herramienta para el castigo o la discriminación de las personas exitosas y productivas. Por lo tanto, se necesita un equilibrio entre los objetivos de redistribución de la riqueza y la incentivación de la inversión y el crecimiento económico.

Finalmente, es importante que el impuesto sea un complemento de un sistema fiscal justo y transparente, en el que se asegure que todos los contribuyentes paguen su justa parte.

Conclusión

En resumen, el Impuesto sobre el patrimonio es una medida justa y necesaria en nuestra sociedad, que puede ayudar a reducir la desigualdad, fomentar la inversión productiva, fortalecer la democracia, evitar la evasión fiscal y la corrupción, y responder a las crisis económicas.

A pesar de los desafíos y consideraciones importantes que deben tenerse en cuenta, es importante que esta opción sea seriamente discutida y considerada por los gobiernos y los expertos en política fiscal para lograr una distribución más justa y equitativa de la riqueza en nuestras sociedades.

Valeria Catillo